Claves para mejorar la comunicación
- Intenta ser un buen modelo para tu hijo. Les influye más el cómo actuamos que lo que decimos.
- Dale la oportunidad de ser responsable, delégale alguna responsabilidad, así sabrá que se confía en él y le consideras capaz.
- Enseña a tu hijo a plantearse objetivos realistas y metas alcanzables.
- Elogia el esfuerzo y no sólo el éxito. El reconocimiento por parte de la familia es uno de los pilares de su autoestima.
- Evita las comparaciones con hermanos, amigos.
- Respeta su intimidad y espacio.
- Ten siempre tiempo para escucharle.
- Permite a tu hijo emitir juicios, aunque estos sean disparatados. Muchas veces discute más para convencerse a sí mismo que para convencer al que le escucha. Es necesario que respetes sus ideas, aunque no estén de acuerdo con las tuyas y que le trasmitas tu opinión con respeto sin hacerle sentirse inferior.
- Haz que tu hijo participe de las discusiones y preocupaciones de la familia.
- Evita dar demasiados consejos y sermones.
- Nunca trasmitas frases del tipo “vas a conseguir que me ponga enfermo”.
- Evita poner etiquetas. Cuando no estés de acuerdo con algo que hace mal, señálale la conducta, no te refieras nunca a su forma de ser, solo dile lo que no te gusta de su actuación.
- Presta atención no solo a lo que le transmites con palabras sino también a tu actitud: gestos, expresión, tono de voz. La comunicación no verbal transmite más nuestros sentimientos y es la que al final recibirá tu hijo.
- Transmitir a tu hijo cómo te sientes, es tan importante como estar atento para escuchar sus sentimientos, alegrías. A esta edad son muy sensibles a la sinceridad en la relación. Esta dualidad en la comunicación es imprescindible para lograr la confianza con tu hijo. La obediencia está muy relacionada con el cariño y el cariño se fomenta con el conocimiento real de una persona.
- Aprende a utilizar la escucha activa, sobre todo cuando intuyes que existen sentimientos negativos. Para ello debes de ponerte en la situación de tu hijo, escuchando no sólo sus palabras sino intentando captar sus sentimientos. No quedarte solo con las palabras ofensivas sino percibir sus sentimientos de dolor. Por muy negativos que sean esos sentimientos es mejor que tu hijo hable de ellos.
- No tomes la manera de discutir de tu hijo como algo personal, el adolescente es muy impulsivo y suele acalorarse en las discusiones. Evita ponerte a su altura. Si estás muy nervioso es preferible dejar la conversación para otro momento en el que estés más calmado.
- Evita las faltas de respeto. El amor debe ir unido al respeto. No se debe perder el respeto a un hijo pero tampoco permitir que el te pierda el respeto. No se gana nada con los gritos y los reproches. Si tu hijo empieza a ponerse tonto, le dices lo que debe hacer y te vas de la habitación, no le enseñas a dialogar a gritos.
- Establece normas en los aspectos fundamentales. Permítele que participe en la decisión de las mismas, para llegar a pactar normas claras y concisas y en aquello que no sea negociable sé consistente y firme, aunque debes dejar un margen para la discusión.
- Explica la pérdida de privilegios cuando no cumpla las normas. Intenta pactarlos de antemano, y si no cumple lo establecido explícale que ha fallado a tu confianza y que eso tiene consecuencias.
- Es importante que ambos padres vayáis al unísono.
- Utiliza el sentido del humor para desdramatizar.
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